La vida familiar está formada por los padres, hijos,
hermanos. Pablo recomienda a los hijos cómo deben tratar a sus padres. "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo."
(Efesios 6:1)
Los hijos tienen que pensar que la relación con sus padres impone
algunas metas para toda la vida.
Cuando en el libro de Efesios se pide obediencia de los
hijos a los padres, dice que esta obediencia es “en el Señor”. Cuando él dice
"en el Señor", está diciendo que entre padres e hijos existe una
jerarquía. Hay una jerarquía entre Dios y el hombre, esta es un orden espiritual
que no tiene forma de ser negado. El ser humano es de Dios, a la inversa no es
posible.
La obediencia no debe depender de la honestidad del comportamiento
de los padres, pero se trata de una respuesta espiritual de una persona que
trata de vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.
Los hijos, estando en formación moral, intelectual y
espiritual necesitan de sus padres. Cuando un hijo obedece a sus padres, está
reconociendo que está en formación y que estando en formación, necesita de su apoyo para que su desarrollo sea
constante y saludable.
Usted y su padre son diferentes en los hábitos, costumbres,
gustos y preferencias. Tiene que obedecerlo cuando se le pide, por ejemplo, que
se organizará de tal manera que usted puede encontrar excesivo.
Sepa que detrás de la posible exageración de sus padres
(como la hora de llegar a casa, por ejemplo), tienen cuidados por ti, quizás, cuanto
más es su exageración, mayor es su amor. Él no hace lo que hace por el: lo hace
por ti. Entonces acepte sus cuidados, aunque sea exagerada, e intente alcanzar
los objetivos que le propone.
"Honra a tu padre y a tu madre, que es
el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida
sobre la tierra."
(Efesios 6,2-3)